CARLOS FHON OP

Laico Dominico - MJD Perú

lunes, diciembre 13, 2010

JESUS NOS INVITA A EVANGELIZAR A LOS EVANGELIZADOS


En este tercer domingo de Adviento, les quiero compartir mi reflexión personal sobre el Evangelio del Domingo, en el marco de la Buena Nueva del Nacimiento de nuestro Señor. Y no quiero dejar de compartir la sorpresa que Jesús me causa en esta palabra : "Vayan a anunciar a Juan lo que están viendo y oyendo".


¿Quién es Juan? ¿Qué estoy viendo? ¿Qué estoy oyendo? Tres preguntas que no dejan de sonar en mi interior y que me inquietan a descubrir lo que Dios nos quiere transmitir en el Domingo de la Alegría.


Juan es presentado desde el cautiverio, desde la soledad, desde el interior, desde un lugar del cual no les posible escapar ni salir. Sin embargo, no pierde contacto con el exterior, pues justamente es desde su encierro donde ha oído de otros las obras del Mesías al que Juan conoce.


Es curioso pensar sobre ello, pues si Juan conoce al Mesías, ¿cuál era su necesidad de saber si Jesús era el Mesías? Sin embargo en un momento de soledad absoluta Juan está dispuesto en humildad a escuchar la palabra de Dios, la palabra que reconforta y alienta, la palabra que da esperanza, la palabra que cumple y confirma una promesa.


Ahora bien, por otro lado Juan sabe que será escuchado por Dios y que Dios le hablará de una forma que él puede entender. Dos de los suyos son los mensajeros, el mensaje es desde el interior de Juan y con la forma de Juan, es su propia realidad la que pone a disposición para comunicarse con Dios, y Dios conocedor de ello le responde de la forma en que Juan entienda, con lo suyo, con lo propio de Juan pero con la palabra de un Dios que lo ama y sabe lo que necesita.


Los discipulos de Juan son interpelados por Jesús e invitados a exprimentar algo muy importante. Son invitados a ser testigos. Lo importante es lo que ven y lo que oyen, es su expeiriencia de Dios su experiencia frente a la promesa, su vivencia frente a lo que se ha anunciado de Dios en la vida cotidiana de los hombres y en los hombres.


Muchas veces nsootros que entendemos estamos encaminados, anunciamos el amor de Dios y buscamos que otros experimenten a Dios en sus vidas pero conforme pasa el tiempo nos olvidamos de ese anuncio en nosotros mismos y a diferencia de Juan nos llenamos de orgullo y egosimso creyéndonos "superiores" a otros y tapamos nuestros oidos frente a los mensajes que Dios nos quiere enviar en lo cotidiano y a través de los nuestros, de los que tenemos cerca.


Ellos también ven también oyen, pero somos nsootros los ciegos y los sordos. Juan estuvo atento a escuchar con los ojos y los oídos a experimentar nuevamente a Dios, a aquel que conocía muy bien pero también era aquel a quien quería tener siempre cerca.


En nuestra realidad actual vemos como nuestra iglesia se debilita desde adentro y somos los laicos también los llamados a transmitir nuestra experiencia de Dios a los demás sean laicos, clérigos, religiosos ... pues es así como el mensaje de dios se retroalimenta en nosotros y hace eco en nuestros corazones y así como nosotros habrán otros laicos o clérigos que nos retransmitan el mensaje salvífico de Dios.


El señor nos invita a ser evangelizadores de los evangelizados, pero también nos invita a dejarnos evangelizar nuevamente, desde el interior desde el silencio desde nuestra propia experiencia a a prender a evangelizarnos a nosotros mismos a dejar que algo de nsootros desde el interior sea el nexo con Dios en la soledad, en el silencio, en la intinidad de nuestra alma.


Sea Jesús, él que está cerca, la voz que nos grita en el desierto a través de los hermanos como un eco de nuestra vida pastoral que regresa a nosotros con un mensaje de vida nueva.


En el amor de Dioso uno y trino.